El 2020 fue un año horrendo por donde se lo mire. Incertidumbre. Distanciamiento de los afectos. Debacle económica. Enfermedad. Muerte.
También, fue un año que nos desafió al máximo. Encerrades en nuestras casas, el trabajo, la crianza, las tareas del hogar y los vínculos se superpusieron en el tiempo y el espacio y las tensiones nos pusieron a prueba permanentemente.
No suelo hacer balances de año, pero 2020 lo ameritaba. Resulta que tengo una larga lista de cosas buenas de 2020 por las que estoy muy agradecido a quienes las hicieron posibles.
En este post no voy a enfocarme en las cosas buenas que me pasaron a nivel personal/privado, sino sólo en las que tienen que ver con aspectos profesionales.